El pasado del tiempo
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viernes, 22 de octubre de 2010
Los fantasmas de Goya en el cine
Los fantasmas de Goya (Milos Forman, 2006) es una película que puede servir para acercarse a las transformaciones, conflictos y contradicciones de la España que pasa del siglo XVIII al siglo XIX. El relato, narrado desde el punto de vista de Goya, tiene lugar entre 1792 y 1815, con el regreso de Fernando VII y la restauración de la monarquía absoluta tras los convulsos años de la guerra de Independencia (1808-1814). La trama argumental se centra en la acusación por herejía que un monje (Javier Bardem) hace a una joven(Natalie Portman) que servía de musa de Goya (Stellan Skarsgard) y nos muestra, a través de la injusticia, la tortura y la superstición y de una aceptable ambientación, la sombría España de los últimos años de la Inquisición en España. En realidad, la personalidad del pintor aragonés apenas aparece reflejada caracterizando únicamente datos como su sordera, la iluminación con velas en su sombrero para pintar o el cobro adicional por la pintura de manos en los retratos. En este sentido destaca la secuencia en la que se explica el proceso de realización de un grabado:
Pese a los saltos temporales que confieren un ritmo irregular al filme, muchas secuencias pueden servir para aproximarse a la crisis del Antiguo Régimen en España. Por ejemplo, las escenas de los métodos de interrogatorio y tortura de la Santa Inquisición:
O la contradictoria actuación de las tropas napoleónicas, como invasores y conquistadores al tiempo que difusores de los principios de la revolución francesa:
Esta elocuente escena (en versión original,¡inglés!):
Y el simbólico final:
Como complemento de este film, he encontrado este estudio en la enciclopedia aragonesa sobre Goya en el cine que puede ser un buen punto de partida para investigar la imagen que se ha ido creando del artista a a lo largo del tiempo. Aunque no podemos olvidar una entrañable película que convierte a un autorretrato de Goya en el protagonista principal en plena guerra civil española: La hora de los valientes (Antonio Mercero, 1998)
GOYA EN EL CINE
"El cine no podía desaprovechar la presencia de Goya y su pintura en diversas películas, cuya existencia corresponde a intenciones muy concretas. Para documentales de arte, la obra de Goya no admitía discusión alguna. Pero dependía de las ambiciones artísticas del realizador el dar un mayor o menor interés a la tarea emprendida. ¿Cómo enfocar el desfile de cuadros, grabados, tapices o retratos? Por la variedad de firmas en la dirección de los films, así como de los temas propuestos para el documental, nos llevaría demasiado espacio su estudio.
Debemos puntualizar que los films sobre Goya (en su dimensión documental), siguen una tónica de expresión similar a la utilizada por los italianos en los años 50 para reivindicar la obra de los pintores del Renacimiento, consistente en establecer un guión sobre un pintor determinado, que expresara a través de sus cuadros procedimientos técnicos y estilo. El cine español iba a inventar muy poco en sus obras cinematográficas sobre Goya, pues los patrones establecidos bastaban. Pero el incentivo comercial (muy restringido en el cortometraje español) sería un punto y aparte tratándose de nuestro pintor. La larga lista de películas que insertamos en la filmografía es bien elocuente sobre su interés y éxito.
Críticos de arte, realizadores inquietos que buscan fórmulas novedosas, se han acercado al cine a través de Goya para poner a punto su sensibilidad. Así lo testimonia el Goya de Camón Aznar (1978), realizado por el propio Camón con la ayuda técnica de Rafael J. Salvia. José F. Aguayo captó en este film poético los colores de la paleta del pintor de Fuendetodos. Desfilan por sus imágenes (bajo un fondo sonoro de poemas y lirismos) el alma inconformista del genial aragonés, vivificándose personajes conocidos a través de caprichos, disparates y pinturas negras. Interesante la experiencia cinematográfica de Camón, pues su poema se fragmenta en términos inéditos, con singular arrebato.
—Ambientes goyescos: El mundo de Goya, captar el ambiente de su tiempo, es otra de las facetas cinematográficas que hemos entrevisto a través de diversas películas narrativas. El Madrid de las majas; la corte de «el Deseado»; la angustia de los intelectuales perseguidos o marginados por Fernando VII; el colorido de la fiesta de los toros y los toreros de tronío de la época; sus tonadilleras... Remontándonos unos años más, la heroica lucha del pueblo español para expulsar al invasor francés, fueron también motivos que nutrieron abundantes films extranjeros y españoles. Recortemos nuestra filmografía, dejando algunos títulos que sirvan de guía: El conde de Maravillas, película de José Buchs, el director que más temas de época llevó a la pantalla española, aunque se dejaba llevar por el brillo de la anécdota y la guardarropía; El 2 de mayo, en la que el actor Antonio Mata personificaba a Goya, es posiblemente la película que inicia esta iconografía viva y cinematográfica de Goya. Pero lo ambiental, con la reconstrucción de la época, aparecía también en Pepe Hillo, Goya que vuelve, Goyescas, La maja del capote, María Antonia la Caramba. Tal insistencia en las décadas de los 40 y 50 obedece más que nada a la carencia de la más elemental crítica para los guiones, para que la Administración hiciera la vista gorda. Se prefería el colorido de la época antes que la presencia de un Goya rebelde, disconforme con una tiranía. Se trataba de películas más bien blandengues, casi rutinarias, hinchadas de afectación, de tramoya y de trajes vistosos.
— Goya en grandes films: Lo de «grande» se refiere, claro está, a películas de primera categoría, concebidas como superproducciones, en su exacto sentido comercial. Se citan, por orden de producción: The naked maja (La maja desnuda), película italo-norteamericana, realizada en 1958 por Henry Koster, con interpretación, en los papeles de Goya y Cayetana, de Anthony Franciosa y Ava Gardner, respectivamente. De 1970 es Goya, historia de una soledad, española, que realizó Nino Quevedo, con Francisco Rabal, en Goya, e Irina Demick, personificando la figura de doña Cayetana. El tercero de los films, lleva el título de Goya, genio y rebeldía, y es de nacionalidad ruso-germana; dirigido en 1972 por Konrad Wlof, un lituano bastante influido por Brecht. Volaverunt y Goya en Burdeos, son los últimos films sobre el genio aragonés (1999).
Pasando rápidos por los dos primeros, el más interesante nos parece éste, de procedencia soviética. El de Henry Koster, ofrecía una ambientación muy a lo Hollywood. No olvidemos que Koster es de origen centroeuropeo; trabajó para el cine alemán en los años treinta, y refugiado en Norteamérica al subir al poder Hitler, realizó las películas de más éxito de Deanna Durbin, repitiendo viejos triunfos de este director con Franciska Gaal. Hay licencias en el film; por ejemplo, las de tiempo y lugar: Goya llegado a Madrid, desde la capital de Aragón, se enfrenta con la represión que sufren los patriotas por la tiranía de «el Deseado». La presencia de Ava Gardner desviaba el interés central de Goya.
Mayores defectos mostraba la película de Nino Quevedo, con un Goya automarginado por la sordera y sus enemigos, además de por el afán del director del film, quien quería ofrecer una ambientación que conjugara los colores, sin tener en cuenta la tragedia del pintor, solo con su amargura, que llevaría como liberación a sus lienzos. Lo más destacable, la interpretación de Rabal y la animación de cuadros famosos para dar una dimensión más viva y eficaz. Pero esto es poco en una película que pretendía bastante más que una semblanza biográfica.
El guión de Goya, genio y rebeldía, es una adaptación de la novela de Lion Feuctwanger. Sitúa al aragonés, ya triunfador, en la corte de Carlos IV, como pintor de palacio. Godoy, la reina María Luisa y el rey, giran en premonición trágica en torno a su destino. Si Goya ha ganado el privilegio de pintar a la familia real, y a sus personajes más encumbrados, el pintor aragonés se siente más atraído por las gentes del pueblo, por sus costumbres populares, su miseria, las fiestas taurinas y el colorido de los atuendos. Se gana pronto la admiración de los profanos, pues la vida palpita en sus apuntes y diseños. Es la misma vida lo que pone en sus pinturas ya famosas. Inquietante, a ciertos ojos; el gran inquisidor ve, antes que nadie, al otro Goya: al inconformista, al crítico feroz, al amigo del pueblo. Y lo invita a que tome consideración ante la gravedad de sus inclinaciones. Le advierte. Vendrán más tarde, «los fantasmas de la razón que producen monstruos», sin adivinar, acaso, hasta dónde pueden llevarle los rostros sin color, oscuros y «negros», que en los sueños se le aparecen, y que Goya plasma, en un desafío al Santo Oficio. Este intento de cuestionar una época a través de la obra del pintor, se ofrece en el film como loable novedad. Pero, además, no se escamotean rasgos más precisos; de ahí su objetividad.
Volaverunt, producción hispano-franco-italiana dirigida por Bigas Luna , está basada en la novela homónima de Antonio Larreta, ganadora del Premio Planeta en 1980. En ella se plantea el hipotético asesinato de la Duquesa de Alba (Aitana Sánchez-Gijón) del que el pintor aragonés, interpretado en esta ocasión por el actor cubano Jorge Perugorría, es considerado sospechoso. Completan el reparto Jordi Mollà (Godoy) y Penélope Cruz (Pepita Tudó).
Otro aragonés ilustre, Carlos Saura , es el encargado de llevar a la pantalla los recuerdos de los años de juventud del pintor en Goya en Burdeos. Francisco Rabal es quien recrea a un Francisco de Goya viejo y sordo, que desde su exilio en Burdeos junto a su amante (Eulalia Ramón) y su supuesta hija (Dafne Fernández) rememora sus años de plenitud (es José Coronado quien encarna al Goya joven). Fantasmas y obsesiones desfilan en su mente y entre ellas, su pasión por la Duquesa de Alba (Maribel Verdú). Saura realizó aquí un retrato de Goya que trascendía la biografía histórica para adentrarse en su vida interior y sus ensoñaciones. Para lograr el clima onírico requerido, contó con la eficacia de su habitual director de fotografía Vittorio Storaro, quien realiza unos impresionantes experimentos visuales. El grupo teatral catalán La fura dels baus se encargó de escenificar las escenas de Los desastres de la guerra.
• Filmografía:
— Documentales de arte:
Aquel Madrid de Goya (1944), de J. M. Hernández Sanjuán.
Goya (1948), de J. M. Elorrieta.
Goya, desastres de la guerra (Les desastres de la guerre, 1951), de Pierre Kast.
Los desastres de la guerra (1953), de J. López Clemente.
Toreo a caballo (1953), de Santos Núñez.
Cacería en el Prado (1954), de José María y Manuel Herández Sanjuán.
La Tauromaquia (1954), de J. L. Clemente.
Goya (1954), de I. A. Block y B. Berg.
Oración en Piedra: la catedral de Toledo (1957), de Manuel Domínguez.
San Antonio de la Florida (1957), de M. Hernández Sanjuán.
Goya. Una vida apasionada (1958), de José Ochoa.
España 1800 (1959), de Jesús Fernández Santos.
Goya. Tiempo y recuerdo de una época (1959), de J. F. Santos.
Las pinturas negras de Goya (1959), de Camón Aznar y Anwander.
Concierto en el Prado (1960), de Vicente Lluch.
Corrida goyesca (1960), de Julián de la Flor.
En serio y en broma (1962), de M. Martínez Remis.
Toros tres (1963), de Javier Aguirre.
Pintura española (1964), de Luis Torreblanca.
La España de Goya (1970), de J. F. Santos.
Milagro (1970), de Alberto Lapeña.
La mujer en Goya (1975), de César Fernández Ardavín.
Goya, perro infinito (1978), de Antonio Pérez Olea.
Goya (1979), de Juan Caño Arecha.
Aguafuertes de la Guerra (1980), de César Fernández Ardavín.
Los Caprichos de Goya (1980), de César Fernández Ardavín.
El color de una pasión (1982), de Francisco Javier Borrego.
— Temas ambientales:
El conde de Maravillas (1926), de José Buchs.
El 2 de mayo (1927), de J. Buchs.
Pepe-Hillo (1928), de J. Buchs.
Goya que vuelve (1928), de Modesto Alonso.
Goyescas (1942), de Benito Perojo.
La maja del capote (1943), de Fernando Delgado.
María Antonia la Caramba (1950), de Arturo Ruiz Castillo.
La Tirana (1958), de Juan de Orduña.
El último chantaje (The Oldest Confession, luego The Happy Thieves, 1961), de George Marshall.
— Goya como personaje central:
The Naked Maja (La maja desnuda, 1958), de Henry Koster, con Ava Gardner (duquesa de Alba), Anthony Franciosa (Goya), Amadeo Nazzari (Godoy), Gino Cervi (Carlos IV).
Goya, historia de una soledad (1970), de Nino Quevedo, con Francisco Rabal (Goya), Irina Demick (Cayetana), Jacques Perrin, José María Prada.
Goya, genio y rebeldía (1971), de Konrad Wlof.
Goya (1973), de Camón Aznar y Rafael J. Salvia.
Volaverunt (1999), de Bigas Luna, con Jorge Perugorría (Goya), Aitana Sánchez-Gijón (Cayetana de Alba), Jordi Mollà (Godoy) y Penélope Cruz (Pepita Tudó).
Goya en Burdeos (1999), de Carlos Saura, con Paco Rabal y José Coronado (Goya), José María Pou (Godoy) y Maribel Verdú (Cayetana de Alba).
— CINE AMATEUR E INDEPENDIENTE ARAGONÉS:
Los frescos de Goya de San Antonio de la Florida (1961), de Miguel Ferrer.
Goya, pinturas negras (1963), de Luis Pellejero.
Tauromaquia (1963), de Miguel Ferrer.
Goya y su trasmundo (1966), de José Luis Pomarón.
— PROGRAMAS DE TELEVISIÓN:
Goya (1964), de Alfredo Castellón (serie Cámara 64).
Goya (1965), de José Antonio Páramo (serie Entrada libre).
Goya o la impaciencia (1974), de José Antonio Páramo (serie Pintores del Prado).
Goya, 1746-1828 (1985); serie de 6 episodios de 55 minutos, de Ramón Larraz, con Enric Majó (Goya), Laura Morante (Duquesa de Alba) y Luis Escobar (Carlos IV).
Serie Mirar un cuadro (1985-1988), 14 episodios dedicados a cuadros de Goya: Maja vestida, Maja desnuda, La familia de Carlos IV, La visión fantástica (Asmodeo), El destino (Atropos) o las Parcas, El dos de mayo de 1808 en Madrid: la lucha de los mamelucos, El dos de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, Duelo a garrotazos, Aquelarre (escena sabática), Saturno devorando a sus hijos, Perro semihundido, El albañil herido, Retrato de Juan Bautista de Muguiro, La lechera de Burdeos".
Fuente: GEA (Gran Enciclopedia Aragonesa)
Goya en Artehistoria
Goya, pintor de luces y sombras
La lucha con los mamelucos: el 2 de mayo en Madrid (1814)
Fusilamientos del 3 de mayo (1814)